La empresa actual quiere vender más y más fácil. Sí, así de fácil puede resumirse el propósito de cualquier empresa actual, pequeña y mediana.
Para ello, el gerente moderno está conciente de la importancia que tiene la productividad, el trabajo en equipo y el compromiso para el logro de sus objetivos comerciales. El gerente moderno sabe muy bien que tiene entre manos la gestión de tres inteligencias en la organización: la cognitiva, dada por los estudios académicos y los cursos de entrenamiento de los colaboradores; la artificial, fruto de las nuevas tecnologías de información y comunicación, en medio de una 4ta. y 5ta. revolución industrial; y la relacional, aquella que le permite mayor entendimiento entre su personal, un trabajo en equipo con alto grado de compromiso y resiliencia, y una óptima relación con los clientes.
¿Cuánto debería invertir -arriesgar- la empresa en estas tres inteligencias para que se instaure la felicidad laboral?
Mi propuesta no apunta a dejar de invertir en la cognitiva o en la artificial, sino a tomar más en serio a la Inteligencia Relacional desde dos puntos de vista:
Tres puntos poderosos a modo de conclusión